martes, 26 de agosto de 2014

Escepticismo.

He tenido una agradable conversación con un amigo mientras estábamos sentados en un lugar tranquilo en el que no hay ni rastro de esa panda de depredadores que leen, como sapos asomados a una charca, algún ebook descargado gratis desde alguna paginita ilegal de esas...El lugar al que me refiero y que no transita, jamás, esa horda de desalmados, se trata de la silenciosa sala de una biblioteca. Voy a transcribir parte de ese diálogo, mantenido en voz baja, para no molestar a los lectores diseminados en los pupitres vecinos y que leen gratis, con todo el derecho, los libros que reposan en los estantes de la biblioteca. Dice, mi interlocutor: - "Tengo un amigo farmacéutico, que se considera muy culto y un lector empedernido, cuya mayor afición es bajarse gratis todos los ebook que decide leer. Y yo estoy cansado de explicarle, tanto que ya he tirado la toalla, que con esa acción está destruyendo el tejido cultural de un país. Porque así, nadie puede mantenerse escribiendo libros o vendiéndolos. Y siempre me responde que porque él se descargue gratis un librito, no cree que pase nada". A quién yo contesto: - "Pues yo creo que ese amigo tuyo no es una persona culta en absoluto. No se puede confundir tener cultura con ser un erudito que repite, como un loro, títulos, historias y frases de escritores célebres y no tan célebres. La cultura se mide por otros matices bastante más sutiles. Como por ejemplo, la capacidad de respetar el trabajo intelectual de los creadores. Y tu amigo farmacéutico, a quién no le falta el dinero, es sólo un vulgar chorizo al que la tecnología le permite manifestar, con facilidad, el profundo desprecio que en realidad profesa hacia esa cultura de la que tanto presume". No volveré a hablar de esto. No merece la pena. Y pienso, francamente, que en un mundo en el que poco importa preservar y cuidar la vida o el bienestar de animales y personas, dudo mucho que este problema, situado en lo que la gran mayoría considera los aledaños de lo perentorio, tenga solución algún día. Declaro, pues, mi absoluto escepticismo frente al desarrollo futuro de la literatura y el arte en general.

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